Universidad Católica Boliviana "San Pablo"
20 pueblos. A una sociedad sencilla, infantil, inocentona, pero en todo y por todo muy vecina a la ciega y carnal barbarie, los curas llegaban desplegando sensualidades allí desconocidas e inauditas, esas concupiscencias que forman la depravación de la vida del hombre en pueblos viejos, avezados o pervertidos (Cf. MORENO 1973: 102). El historiador emite un juicio de valor, pero también denuncia y condena los acontecimientos en Mojos. Comenzó entonces, en Mojos, la época de los gobernadores civiles y de los curas seculares que abusaron de la inocencia del indígena, manifestada por la fe en Dios e inculcada por los misioneros jesuitas, la cual fue parte imperecedera de sus vidas, hasta nuestros días y les permitió mantenerse unidos como comunidad y como pueblo católico. 2.2. El gobernador Lázaro de Ribera En los años que sucedieron al periodo jesuita, años en los que Mojos cayó en decadencia por la mala administración, hubo un gobernador que intentó cambiar de cierta manera el manejo de los pueblos de Mojos, fue don Lázaro de Ribera que gobernó desde 1786 hasta 1792. El Gobernador don Lázaro de Ribera introdujo las reformas en la administración de Mojos, fue defensor de los indígenas y denunció con frecuencia a las autoridades de la Audiencia de Charcas los atropellos de los que eran sujetos los pobladores indígenas. En una de sus denuncias se expresaba así: ¿Cómo se esforzará el ánimo de estos indios bajo dirección de unos hombres a quienes están viendo, que estrechando cuanto pueden los límites de sus pueblos ensanchan más de lo posible el recinto de su comercio? ¿De unos curas que encienden a la luz del evangelio las teas del fanatismo y la preocupación? Y finalmente unos indios que en veinte años solo han visto levantar sobre la cruz un trono de ambición, sin que experimenten sus autores condigno castigo que sirva de escarmiento a otros (CARVALHO 1977: 55).
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