Universidad Católica Boliviana "San Pablo"
32 sistema de ‘enganche’: […] Los funcionarios locales a menudo se confabulaban con los contratistas, añadiendo nuevos poderes de persuasión, y a veces la fuerza bruta, a la tarea. […] Las condiciones de trabajo en las zonas gomeras eran brutales por igual (BLOCK 1997: 238). Así, la disolución de los lazos étnicos y culturales de los pueblos indígenas se mostraba de la manera más cruel en las barracas gomeras. Nordenskiold lo describe así: Aquí ya no se puede hablar de indígenas de distintas tribus sino sólo de siringueros; chiquitanos, baures, itonamas, mestizos, todos están juntos bajo un mismo techo, viven en barracas, todas las familias están disueltas… Toda huella, todo rudimento sobre destreza artística indígena o cultura ha desaparecido, la vida no tiene nada que ofrecerle a estas personas sino tan solo trabajo para el amo, borrachera los días libres y mucho más durante las grandes festividades religiosas. En las aldeas éstas son festejadas con misas y aguardiente pero aquí no hay misas y hay solo un dios, el aguardiente (Nordenskiold; citado por LEHM 1999: 53). De esta manera, las condiciones socioeconómicas imperantes durante este periodo, implicaron y llevaron a la ruptura del frágil equilibrio y la normatividad que se había conseguido en el “pacto reduccional”. 2.4.3. Guayocherí a 5 Más adelante sobrevino una crisis generalizada de la sociedad mojeña, que desembocó en la articulación de un movimiento social que se estructuraba sobre la base de una ideología milenarista preexistente al boom cauchero. En el año 1887 y cuando más arreciaba la vorágine de la goma en el Beni, acompañado del crudo sistema feudal, el proceso de resistencia o el alzamiento de los mojeños (en estos años) se realizó bajo el llamado del “profeta” Andrés Guayocho, quien expresaba 5 Se llamó así a la resistencia indígena de los enganches, que culminó con la muerte de muchos indígenas y con el alejamiento de una parte de los indígenas mojeños de las ex reducciones.
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