Universidad Católica Boliviana "San Pablo"
47 Ribera corrobora la relación de los acontecimientos, sean alzamientos, movimientos milenaristas o Marcha Indígena. Marcial Fabricano, líder de la Marcha Indígena de 1990 alentaba de la siguiente manera: […] el valor del pueblo indígena es invencible, así como nuestros antepasados, así como nuestros abuelos, como Pedro Ignacio Muiba, así como Santos Noco Guaji, así como Andrés Guayocho, así como todos ellos caminaron en columnas, ahora estos hijos de esos antepasados estamos cumpliendo una tarea que quizá quedó inconclusa (entrevista a Marcial Fabricano, 17/09/1990; en LEHM 1999:121). Se percibe la vigencia de los líderes indígenas del pasado, los cuales están latentes en la memoria de sus descendientes, como ejemplos a seguir en la lucha por la reivindicación indígena. La Marcha Indígena por el Territorio y la Dignidad tiene un componente social muy grande, por lo que significó para los pueblos indígenas del Beni. Por primera vez fueron “visualizados” por las autoridades nacionales quienes no conocían el carácter recio y luchador del pueblo mojeño, reflejado en sus dirigentes y a través de la historia. En el año de la Marcha 1990, el presidente Jaime Paz Zamora se refirió así: “los indígenas del Oriente eran gente nómada y como tal estaban acostumbrados a andar y que la perspectiva de visitar la ciudad de La Paz, les había resultado una aventura interesante” (citado en LIJERÓN 1991: 7). Lejos estaba el presidente de conocer la idiosincrasia del mojeño, que es desinteresado en cuanto al comercio y la acumulación material, pero tiene mucha dignidad que se expresa en forma clara a la hora de defender su territorio, en el cual han vivido por miles de años, desde sus antepasados controlando y dominando el espacio físico y natural de los bosques mojeños de manera ejemplar.
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