Universidad Católica Boliviana "San Pablo"
40 y bastante sana. Los cambios a esta edad no aparecen de manera simultánea, ni afectan los órganos o sistemas con la misma intensidad. Para el estudio del envejecimiento existen dos disciplinas: la gerontología, que se encarga del estudio del proceso mismo y la geriatría que se encarga del tratamiento de enfermedades asociadas con la vejez. A pesar de diferentes consecuencias según la herencia, sexo, cultura, historia de vida; las personas mayores comparten varios rasgos en el proceso de envejecer, que conllevan al deterioro y a una mayor vulnerabilidad, así es que muchos autores hablan de involución funcional progresiva, que afecta a muchos órganos, tejidos y células y el resultado es un declive que se da de manera gradual (Cf. TIMIRAS, 1997:5-6). A pesar de que existen muchos cambios visibles físicamente, estos no afectan tanto como los que ocurren a nivel orgánico. Según Cornachione (2008:74) todas las células experimentan cambios por el envejecimiento, se hacen más grandes y pierden la capacidad de reproducirse y de esta manera muchas pierden su capacidad funcional o funcionan de manera anormal, consecuencia de los cambios a nivel celular, también existen modificaciones en los tejidos y órganos que pierden su funcionalidad de manera progresiva. Como mencionan Mishara y Riedel (2000:52-53) entre los principales sistemas que se ven afectados con la edad se encuentran el sistema pulmonar y el sistema cardiovascular. Los efectos de la osteoporosis o los cambios a nivel muscular reducen la capacidad toráxica, dificultando la respiración. Asimismo, aparecen modificaciones en los alveolos haciendo más difícil la penetración de oxígeno en la sangre. El corazón, las arterias y venas se degeneran con el paso de la edad, afectando de esta manera al sistema circulatorio, disminuye la capacidad del corazón y se altera el número de latidos, los vasos sanguíneos pierden elasticidad. La extensa red de vasos sanguíneos tiende a presentar depósitos de calcio y ateromas (acumulación de cristales de ácidos grasos y colesterol) que los endurecen, contribuyendo así a la hipertensión propia de la arteriosclerosis, pero estas alteraciones patológicas son
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