Universidad Católica Boliviana "San Pablo"
27 y canalizan la conducta hacia donde es necesario dependiendo de las circunstancias que se enfrentan” (Viteri, 2012) Ello implica representar estados, comportamientos y reglas de interacción. Las emociones son una parte de estos estados, pero no pueden omitirse los aspectos di posicionales (intenciones, personalidad), la motivación, el conocimiento, el pensamiento o razonamiento ni los propios recursos representacionales existentes en las otras personas, La inteligencia emocional abarca áreas como la comprensión, percepción y apreciación de las emociones en uno mismo y en relación con las personas del medio circundante, así como el logro de la atención selectiva, el autocontrol y la automotivación. La comprensión, el análisis y la utilización del conocimiento emocional a su vez, incluye nombrar las emociones, interpretar su significado, entender los sentimientos complejos, diferenciar los tipos de emociones, su regulación reflexiva y tener la disposición para experimentar emociones tanto agradables como desagradables, lo cual permite la adaptación social y la solución de problemas (Suárez, 2012). Una vez que la emoción se hace consciente, es decir, se registra en la corteza cerebral, el individuo tiene la capacidad de evaluarla y tomar una decisión frente a su manera de reaccionar, lo cual es una característica del autodominio, que permite mantener bajo control las emociones perturbadoras (Goleman, 1995). Estudios de la Universidad de California (UCLA), demuestran que al nombrar una emoción, la corteza prefrontal fabrica péptidos que inhiben la amígdala (centro emocional del cerebro) cuando está sobre activada. Por lo tanto, lo que busca la inteligencia emocional es equilibrar y armonizar la parte emocional y la parte racional del cerebro (Punset, 2012). Dentro de las competencias emocionales básicas se encuentran “estar sintonizados con los sentimientos de aquellas personas con quienes tratamos, ser capaces de resolver desacuerdos para que no se agudicen, tener la habilidad de atravesar estados de fluidez mientras trabajamos” (Goleman, 1995, pag.181). En un “estado de flujo”, las emociones son positivas y están contenidas, canalizadas, estimuladas y alineadas con la tarea inmediata. Aparece una sensación de deleite y embeleso espontáneo, que sumerge profundamente a la persona en lo que está haciendo, entrando así, en un estado de olvido de sí mismo, que es lo contrario a la cavilación o la preocupación. En
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