Universidad Católica Boliviana "San Pablo"

14 Pese a que la vejez y el envejecimiento han sido abordados tradicionalmente con un enfoque biomédico desde perspectivas vinculadas a la salud, la investigación social en la región de Latinoamérica: Ha comenzado a incorporar los aportes de otras disciplinas y perspectivas teóricas, de manera que lo que hasta ayer había sido un patrimonio casi exclusivo de las ciencias de la salud, empieza cada vez más a preocupar a disciplinas como psicología, antropología, gerontología social o sociología. (Acosta et al., 2018, p.36) Cuando se llega a la vejez, muchas de estas necesidades de apoyo “son en su mayoría cubiertas por la familia, porque se la considera como una responsabilidad fundamentalmente privada”. Este es el caso de Chile, donde “las familias han operado tradicionalmente en la primera línea del cuidado y protección de los adultos mayores”. Sin embargo, a consecuencia de “los cambios en su composición, tamaño y funciones, (…) las mayores expectativas de vida de los ancianos y los requerimientos de cuidados más especializados y permanentes, especialmente en sus edades más avanzadas, es muy improbable la prolongación de estas prácticas” (Arnold, Thumala y Urquiza, 2010, p.108). Es por esto que, en 1967, se instauró la primera institución denominada Fundación Las Rosas. Este establecimiento trabajó para seguir cumpliendo la misión de acoger a las personas mayores más pobres del país, entregándoles la atención y los cuidados necesarios para que vivan su vejez con dignidad. Hoy en día, la fundación cuenta con 28 hogares para ancianos y 2.000 residentes en promedio, distribuidos entre la región de Coquimbo y Los Lagos de Chile. De la misma manera, en septiembre de 1974 se edificó el Hogar El Bosque Conapran, un Consejo Nacional de Protección a la Ancianidad (Arnold et al., 2010, p.108). A inicios del presente siglo XXI, en relación a estudios y planteamientos hechos durante las reuniones preparatorias de la Segunda Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento (SAME), las Naciones Unidas “se referían al envejecimiento de la población como una de las características definitorias del siglo XXI, recalcando la necesidad de ocuparse del mismo, considerándolo como uno de los desafíos más urgentes que enfrenta la humanidad en el mundo actual” (Ruiz, 2013, p.17). En el Plan de Acción Internacional sobre el Envejecimiento (PAIE), el cual hace parte del Informe de la SAME, se plantea como objetivo fundamental “garantizar que en todas las partes del mundo se pueda envejecer con seguridad y dignidad y que las personas mayores puedan continuar participando en sus respectivas sociedades como ciudadanos con plenos derechos”. Asimismo, se señala también en la introducción de dicho Plan que “el

RkJQdWJsaXNoZXIy Mjc5NTQw